Todo cambia, estamos acostumbrados a la incertidumbre, no sabemos si la situación que vemos en 2023 seguirá firmada en 2024, pero una de las pocas cosas que nunca cambia es la Nochevieja de la televisión convencional. Podría leer cualquiera de mis crónicas de esta noche del último esplendor y serviré durante la hora. No lo digo como crítico: observo que hay algo sólido y predecible entre tanto desmoronamiento, pero se nos pone muy difícil a quienes tenemos que escribir sobre esta noche clínica, obligada cada 31 de diciembre a afrontar sus diferencias. Saludamos.
Carlos del Amor se ha ganado un lugar de honor en la tradición con su currículum del año, que ha ido precedido del encargo del gallo, que está muy bien, para que podamos tomar los sacramentos antes de cenar y podamos ir a la laica. de tus hijos y de tus libros pecaminosos. Este año fue Lola Herrera quien ofició desde una biblioteca, en un sermón que me pareció menos moralista que otros años, aunque parecía una cadencia: el 2023 pasó ante nuestros ojos como la vida antes de los moribundos. El espíritu festivo de la noche estuvo a punto de satisfacerse por completo cuando Herrera citó a Luis Mateo Díez, premio Cervantes: “La vida es incómoda, afrontemos el dolor”. Se dirigió hacia la actriz a las personas sin corazón, y le dijeron, evocando a María Jiménez: “Se acabó”. Tenía la ilusión de que el programa terminaría, pero pasé a Amaral, quien hizo una magnífica y delicada versión de la canción, levantando un espectáculo que parecía enterrado.
Ya había empezado la Nochevieja en el resto de canales. En La Sexta, el Leo Harlem de las naves pasadas contó en un especial sus monólogos más clásicos el club de la comedia. Sólo una vez en España disfrutaste de este programa. Puede que tengas gente a la que también le guste, quién sabe. Estuve a punto de recurrir a Lola Herrera, pero Antena 3 me tenía en el escenario de Zapeo, con Roberto Leal y Eva González, perfectamente vestidos (la de esmoquin, la de rojo), y las estrellas de Atresmedia bailando y tocando el bullarengue el hormiguero y más. Mientras en la sala Carlos Sobera les hizo algo de ruido monstruos que espero encontrar pareja en la época de descenso del año en curso Primeras citas.
Todo se unió para encontrarse con las familiares y atemporales pulseras de José Mota, quien había conocido a Milei y Trump con el abrigo de piel. Fue la primera persona inteligente que apareció en pantalla: una pregunta sobre los abrigos de piel del otro lado. Un consejo revelador del maestro del humor blanco. En esta noche tan nivea y banal, hasta que el humor de Mota se carga de vitriolo.
Según os veo (o eso creo), tengo la obligación de cambiarme a La 2 y mandar un vistazo a cachitos. Fue un error, como tantas otras cosas en el pasado. Cuando la ironía se convirtió convencional y si es predecible, lo disfrutarás menos. La imitación del nudo guisante que antes le había parecido excesiva a un nudo guisante. Creo que tanto La Maña como Fernando Esteso han aparecido varias veces en televisión como parodias de si mismos que vienen ellos mismos. cachitos Estoy tan sorprendido que estoy comenzando una parodia de mi propia parodia.
Reflejos llenos de vino en el borde, el karaoke de cachitos Dejó el ambiente cálido para las campanadas, ese momento de tranquilidad en el que la Nochevieja se permitió innovar un poco. No en La Sexta, donde Dani Mateo y Cristina Pardo (la celebridad y la rojiza) repitieron chistes, incluso sin atacar a la multitud de la plaza como el año pasado. Esta vez, en la ubicación del megáfono, sacan unos globos con forma de cosecha de uva.
También hubo innovación en Antena 3, donde Pedroche se utilizó hidropónico y biodegradable con un vestido de Paula Ulargui, con Alberto Chicote de momento convertido en extra, muy cómodo en su papel decorado.
Lo de TVE fue retroinnovación. Ramón García encarnó la eternidad del espíritu de La Nochevieja, enriqueciéndose con una chaqueta rosa que le colocó el jefe de confianza del castillo. Por otro lado, Ana Mena posó como la nueva Pedroche, con un vestido que no tenía aspecto biodegradable, pero se le vio más que la antena 3. No se equivocó Jenni Hermoso (altísima, haciendo que sus compañeras parecieran títulos), sobre cuando el cargamento recitaba el sermón de las campanas. Tenía la misión, como Jenni, de hablar sobre explotación, y bien hecho.
Los más innovadores fueron los de Telecinco (la ciudad de Mediaset: al otro medio, Cuatro, le siguieron los de Primeras citas), que acudió a Sevilla con una Marta Flich muy racial, con un vestido fucsia y un manto de Manila que no sólo eclipsaba la viejísima cabeza de Ramón, sino también las banderas del bosque de los Pedroche. Allí Jesús Calleja era tan mueble como Chicote. Sólo la luz del paisaje. En ningún sitio de Sevilla y en Plaza Nueva hay poco, sino porque estamos muy cerca de la Puerta del Sol y recién coronada en La Meca de la Nochevieja. De momento, reina en las afueras, de donde se apea el reinado de Pedroche y Ramón.
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