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septiembre 12, 2024
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Hay muchos tipos de emociones que influyen en cómo vivimos e interactuamos con ellas. Las elecciones que hemos tomado, las acciones que hemos tomado y las percepciones que tenemos están influenciadas por las emociones que hemos experimentado en un momento dado. Y ahora, gracias a la película’Revés 2′Si buscas hablar aún más si se trata de un tema con el que lidiamos todos los días: nuestras emociones.

Como indica Fran Sabal, nutricionista experto en gestión emocional, «conformaremos nuestro crecimiento, haciendo que nos aparezcan diferentes emociones con aquellas que no sabíamos hablar porque nadie nos enseñó», y reconozco que, desde niños , es importante que estemos frente a los sentimientos que nos producen ansiedad y estrés, que sepamos de dónde vienen y por qué. «De esta manera conectamos con nuestra propia sabiduría interior y podremos encontrar soluciones a lo que nos preocupa, sin tener que recurrir a vías de escape como la comida, u otras cosas que evitaremos pensando en lo que realmente nos preocupa. «, loco. Películas como ‘De las duchas 2‘Son fundamentales para que los niños puedan mejorar su relación con las emociones y no perderlas en su vida adulta.

Entonces comienzan a infundir emociones.

Las emociones forman parte del día a día de los niños, por eso es importante que nos enseñen y nos enseñen a distinguirlas y a escucharlas para que no se conviertan en conductas negativas.

Allá terapia cognitiva conductiva Explica que según cómo pensamos, sentimos, según cómo sentimos, actuamos y según cómo hacemos nuestros resultados serán. Fran Sabal, fundador de la Escuela de Nutrición Emocional, subraya la importancia de que los niños aprendan modelos a seguir que les enseñen a gestionar sus emociones: «La emociones forman parte de nosotros y es importante entenderlos para vivir en armonía con ellos. Es muy común aprender que tienes emociones buenas y malas; cuando lo más adecuado hubiera sido identificarlo sólo como una emoción y así no generar una esencia de lo que estás sintiendo.»

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«A su vez, es importante observar lo que estás diciendo, incluso si emociones incómodas y que no intenten llamarles lo más rápido posible. En general, cuando se quiere que lo que se está comiendo se convierta en alimento, por ser rico en grasas y azúcares, por su facilidad de ingesta y porque el nivel cerebral es alto, está comprobado que los alimentos producen la «misma reacción de felicidad y evitación de la sensación presente, como las drogas o el tabaco», comenta Fran Sabal.

La serotonina es el neurotransmisor que contribuye al bienestar y la felicidad, pero dejarse llevar por esta sensación tan puntual a través del consumo de alimentos no tiene beneficios ni para la mente ni para la salud, ya que su efecto dura unos tres minutos. Esto significa que el niño tendrá que venirse cada vez más para poder sentirse tranquilo durante un periodo de tiempo.

Esta risa excitante que se da en los niños, según Fran Sabal, es algo más habitual de lo que parece y en muchos casos es consecuencia de lo que ocurre en su entorno: «Es importante que los adultos enseñen a los niños que la comida no soluciona los problemas ni calma las emociones que nos hacen sentir incómodos y que su función es alimentarnos.»

Otros factores que contribuyen a silenciar las emociones durante la comida son los que se dan en los alimentos ultraprocesados, muy calóricos, con altos niveles de agua refinada, que son poco nutritivos e inciden directamente en su bienestar. En España, aproximadamente el 40% de los niños padecen sobrepeso u obesidad, según un estudio de la Iniciativa Europea de Vigilancia de la Obesidad Infantil de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

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«Para aprender a gestionar tus emociones, y aprender a diferenciar el sexo real del sexo emocional, es necesario mantener una relación de confianza con ellos. Tomarse el tiempo para saber cómo sentirse es muy efectivo. De esta manera liberan sus sentimientos, definen sus emociones y gracias a compartirlas pueden trabajar mejor”, comenta el experto.

La importancia de la gestión emocional

«Desde la perspectiva de la nutrición emocional, lo que debemos hacer es aprender a gestionar aquellas emociones, entre ellas la tristeza, la angustia, la ansiedad, entre otras, que son las que más rompen nuestros patrones a la hora de seguir un nutrición equilibrada y saludable, y así cuando estas emociones o sentimientos nos invadan, podremos recordar que la comida es para nutrir nuestro cuerpo y, de esta manera, nos será más fácil que, ante la presencia de estas situaciones, no caer en la comida para solucionarlo”, dice Fran.

Sí, la tarjeta que tienes es la tarjeta de alimentación y asegurarte de que nuestro cuerpo se nutre adecuadamente para que todos nuestros sistemas estén funcionando. Por lo tanto, digamos lo que decimos, la forma en que venimos no debe estar condicionada de ninguna manera ya que no podemos resolver nuestros problemas, así como lo que conseguimos con la comida es como el efecto de las drogas en el cerebro, el mismo que nos genera una felicidad momentánea que nos sugiere que, en ese momento particular, observamos todo lo que nos ha hecho sufrir.

El problema que esto genera es que, a la larga, nos aferramos a la comida y no sólo no curamos la ansiedad o el estrés, sino que no engordamos y perdemos salud.

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Aprende a gestionar las emociones

Es importante que afrontemos los sentimientos que nos generan ansiedad y estrés, que distingamos de dónde venimos y por qué. De esta manera conectaremos con nuestra sabiduría interior y podremos encontrar soluciones a lo que nos preocupa, sin tener que recurrir a la comida u otras cosas que hacemos, evitando pensar en lo que realmente nos atormenta. Necesitamos sanarnos y curarnos a nosotros mismos, para no utilizar la comida como vía de escape.

Además, es muy común que los clasifiquemos como “buenos o malos”. Llamamos «buenas» a las que nos gusta sentir y «malas» a las que no queremos sentir y retener, pero no pensamos que las emociones en sí mismas no sean ni buenas ni malas, simplemente son y le parecen a alguien.

En la Escuela de Nutrición Emocional trabajamos buscando el mensaje que nos transmite cada emoción, «al abrir la puerta la invitamos a entrar en nuestra casa (nuestro interior), nos maravillamos acunándola en el espacio que nos rodea y hablar con él», explica el experto.

Muchas veces preferimos sabemos como somos y tomar esas emociones, y la droga socialmente aceptada porque a la que tenemos acceso desde muy pequeños es la comida, recordando que la comida nunca solucionará lo que estamos diciendo, que no es más que un bocadillo antes de la resaca.

«Es muy importante que seamos conscientes de que esta situación puede mejorar. «Existen diferentes formas de trabajar nuestras emociones, personalmente me gusta hacerlo a través de la programación neurolingüística, el mindfulness, la inteligencia emocional y el ‘minful listening’», concluye Fran Sabal.

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